Desde la llamada Ley Bosman (1995), que el establishment del fútbol mundial no tiembla como ocurre desde el pasado 21 de diciembre, cuando el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) determinó que la UEFA -la Conmebol de ese continente- no tiene el monopolio de la organización de los torneos, a partir de una denuncia de la empresa vinculada a una nueva idea de asociación de clubes, la Superliga, compuesta, por el momento, por el Real Madrid y el Barcelona, seguidos -ahora con dudas- por la Juventus, y con varios clubes de élite que fueron renunciando por el camino, como los “top six” ingleses, alemanes y franceses.